En estas últimas temporadas, hemos sido testigos de cómo las carreras de ciclismo eran cada vez más y más aburridas. Antaño quedaron esos ataques imposibles de un tal Alberto, de apellido Contador. En el pasado quedan ya esas etapas en las que, desde la neutralizada prácticamente, los espectadores nos deleitábamos con las actuaciones de esos deportistas que hacían un esfuerzo ímprobo por "ser ciclistas".
Sin embargo, hoy en día estamos acostumbrados a unas diferencias escuetas, producto de la ausencia de la valentía necesaria en este deporte. Ya sea por un excesivo control del ciclista o por la intención de no perder lo conseguido, vemos cada vez menos atrevimiento. Por ello, a muchos de los aficionados a tan magno deporte nos asalta la siguiente duda: ¿Qué es más importante para un deportista, la gloria sin reconocimiento o el reconocimiento sin gloria?
Personalmente, yo prefiero que la gente se entretenga y disfrute conmigo porque, como ya sabemos todos, esto no es un deporte, por lo menos no lo parece, es un negocio a menor escala de lo que puede ser el fútbol o baloncesto.
De este modo, lo que pretendo es reivindicar la vuelta de aquellas tardes históricas en las que el deporte del ciclismo no sólo era espectáculo, era pura épica.
Deportivos saludos =)
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